lunes, 18 de agosto de 2008

No te mueras nunca, querida España

Así como cuando uno sacude un libro descubre que tras esa capa hay letras y una portada, uno no sólo descubre que está cada día más viejo mirándose al espejo y ver que, al igual que la canción de los perritos, cada nuevo amanecer trae menos pelo en la cabeza y más en lugares donde no debían crecer. Uno ya no carretea como antes (nunca fue tanto tampoco) y el estómago se vuelve señorito. También mentalmente hay un impacto. Uno se vuelve políticamente correcto.
Algunos amigos me han dicho que ando medio ni chicha ni limoná, el fachometro de Facebook me adjudica una flecha roja, unos me dicen que en el fondo siempre fui DC y otros me dicen que no me preocupe, que ya mejoraré y volveré a cauces normales. Debe ser, por cierto, estar en la pole position de los 30. Una vez descrito el mapa, hay que mirar el síntoma. Como que me bajó cierto remordimiento por ser tan mala onda con la Furia, y peor aún, noté cierto chauvinismo. Dado que ello es el primer paso para algo peor, como el patrioterismo barato, decidí pasar del diagnóstico a enmendar efectos no deseados.
De esta manera, opté por ver aquellas cosas que hacen de España un país potencialmente querible. Está el Juez Garzón, que posibilitó que los flemáticos ingleses hicieran lo que nunca nuestros jueces hicieron y que les dejaran una pauta a seguir. Están las películas dobladas, que hacen que un bodrio hollywoodense tenga sentido de burla (aunque matan cualquier buena película). No hay nada más delirante que ver a Schwarzenegger diciendo “¡joder!” o a Uma Thurmann hablando como actriz porno. O escuchar hablando a Aznar inglés nos hace superarnos y pensar que algún día seremos bilingües. Tienen un poco sentido de la vergüenza a la hora de hablar idiomas que reconforta el espíritu.
No viven para trabajar. Es más, el trabajo es simplemente la manera en que han dispuesto que un ciudadano no jubilado reciba un cheque a fin de mes. Si el feriado les da una mano, no sólo le agarran el codo sino que llegan al trasero. Es inexplicable que un país cada vez menos católico no sólo se tome la Navidad, sino la Fiesta de Reyes y todo lo que hay entremedio o que la Semana Santa la estiren como chicle. Que allá el domingo, literalmente sea el día del Señor y que se le honre durante la semana con la hora de siesta. Para que decir Agosto. Así como uno no sabe el modo en que la política funciona en Italia, uno no sabe la manera en que España funciona (más allá de la mesada comunitaria y de catalanes y vascos).
Tienen a mujeres que no son tan lindas como las argentinas, pero que tienen un tono de voz que derrite hasta a un hombre de hielo y al escucharlas, uno mira las cosas de manera distinto. Partiendo por Paz Vega, seguida por Penélope Cruz o la que ganó el Miss Reef acá hace un par de años –no recuerdo el nombre aún-, uno no se explica cómo diablos las dejan salir de España. Debe ser Agosto que los deja atontados.
Tiene a Serrat –ese es catalán eso sí-, a Sabina que aunque ya no canta –no sé si alguna vez lo hizo- logró que la cortada de venas por una mujer no fuera algo tan siútico. Hacen que el idioma castellano no suene sólo a Cervantes o al Siglo de Oro, sino a algo vivo y que puede tener estilo. Si bien tuvieron a Franco, estuvo la República, que sin ser el paraíso –ni muchos menos- mostró que hubo vida antes del generalísimo.
Está la farándula y una televisión que hace ver a la nuestra como si fuera la BBC y Adriana Barrientos como si fuera Simone de Beauvior. La tierra de Mar Flores y el Conde Lecquio, de los Iglesias, qué mas decir. Donde lo cuma es más que ordinario, es divertido. Porque tienen la Furia Roja, la poca vergüenza –y pasaportes comunitarios- para clasificar jugando como nunca y uno poder verlos jugar un Mundial perdiendo como seimpre. Por favor, que no pierdan nunca aquella sana costumbre de verlos perder en octavos. Está bien que se compren las compañías de teléfonos, que los Banco Santander se reproduzcan en Latinoamérica como el vino en San Fermín o que Endesa nos suba la cuenta de luz, pero que no se pongan a ser un equipo serio de fútbol. Eso sería de mal nacidos. España, no te mueras nunca.