sábado, 12 de julio de 2008

El retorno del Rey.



A falta del glamour de una dinastía y de los consiguientes escándalos mundanos inherentes a una Corte Real, Ricardo Lagos debe ser lo más parecido que hemos tenido a un monarca, claro que en su versión civil, republicana y democrática. Cierto es que, tomando en cuenta el ejercicio efectivo del poder, Pinochet fue lo más cercano a un rey. Pero a diferencia del general con nombre de emperador, Lagos carece de su mediocridad intelectual, no tiene líos con Impuestos Internos y tampoco posee un pasaporte como Daniel López u otro nombre de chapa.
Tiene esa cosa llamada estampa, no es petaco y le queda bien la banda tricolor. A diferencia del Señor de la Gerencia –como lo bautizó el Clinic-, no sólo no se cambia de equipo de fútbol por unos cuantos votos – ¿qué pensará Radomiro Tomic?- sino que no se hace la cirugía estética, y los ternos le quedan bien de mangas. A riesgo de caer en la caricatura, Lagos se parece a Francois Miterrand. El Estado soy yo o más bien Yo soy el Estado. Retando a sus ministros y periodistas, ofreciendo relaciones –a Bolivia- aquí y ahora o negándole un sí –que no es lo mismo que decir que no- a George W cuando decirle NO tenía algún costo.
Tengo incluso tengo mis dudas que el famoso Centro Cultural que está a un costado de La Moneda, en el subterráneo no se llame en realidad Museo Ricardo Lagos. La gente lo salió aplaudiendo, aunque en estos años pareciera que todo, partiendo por el Transantiago, fuera culpa de él. El pago de Chile. Dice que no está en campaña, aunque parece en una suerte de calculado autoexilio. Más bien está pendiente del calentamiento global, viajando con sus nietos por la Europa –la vieja- o siguiendo la contingencia desde Caleu, mordiéndose la lengua por no opinar más a menudo, aunque el invierno se le haga más llevadero (allí puede prender una chimenea).
Recientemente vimos lo más cercano al oráculo de Delfos en nuestra política chilensis: la famosaencuesta CEP, cuyos números suelen leerse como profecías de Nostradamus y no como cifras de una seria encuesta, fue leída como la pole position de nuestro criollo Silvio Berlusconi en su ruta a La Moneda. Si bien parte de los números señalan eso, las encuestas hay que leerlas de primera fuente –bajando- los respectivos informes, y no lo que dicen en la prensa. Por ejemplo, cuando se compara con la medición anterior, si esa variación no es superior al margen de error –en este caso 3%-, no se puede hablar un cambio –mejor o peor-, esto destacado por el mismo CEP en su informe, cuando una variación superaba el 3%. Lamentablemente, no se lee los informes del CEP, sino lo que el diario leyó de ellos. Pero eso es otro tema.
Volviendo al tema. Si bien majaderamente Piñera ganaba en todas las hipotéticas segundas vueltas, ojo en esta pregunta “¿Quién le gustaría que fuera Presidente?” (lamentablemente no se preguntó por quien cree), el accionista de Colo-Colo efectivamente tiene un 32% y Lagos sólo un 19%. La diferencia es que Piñera está corriendo sólo y Lagos, en silencio. Otra diferencia es que hay tres candidatos en la Concertación y además de Lavín. Los dos candidatos de la Alianza suman un 41%, y los de la Concertación suman 44%. (ERROR: LA PREGUNTA A LA QUE CORRESPONDEN ESAS CIFRAS ES: SI LAS ELECCIONES FUERAN EL PRÓXIMO DOMINGO...)
Ni siquiera voy a argumentar que, aunque Piñera gane, llegaría con una coalición de gobierno, que no tiene un desgaste de años de gobierno por razones obvias y aun así, la Concertación la supera. Sin contar que llegaría con un Congreso en contra, lo que es perfectamente predecible gracias al binominal. Tampoco que nuestro Berlusconi pierda; por el contrario, es probable que gane. Ese margen de probabilidad seguramente disminuirá cuando la Concertación, tenga su candidato, siempre que sea único, siendo casi imposible que tenga menos del 40% de los votos. El resto es cuento y titular de diario.
Todo esto y cómo se ve, lleva a pensar que Lagos será el candidato (el instinto de sobrevivencia puede llevar eso). Pero como no soy experto en esto, sino un simple gerente- estafeta-redactor-diseñador de un blog, retomo el título. Pareciera que nuestro Miterrand fuese como este Aragorn –pero con corona- presto a reasumir el trono cedido. Sin embargo, hoy se parece al Rey de Rohan, que terminará por inmolarse durante el asalto a Gondor. No se ven huestes que lo sigan convencidamente: sus seguidores, algunos en puestos del Estado y los que no, en aquellos Think Tanks que florecieron como callampas después que entregó la banda el 2006, se ven cansados. Otra cosa es que el Rey también lo esté, lo que no está tan claro.