miércoles, 10 de diciembre de 2008

Cosas de fomato.

Obama todavía sigue siendo un senador demócrata por Illinois, aunque en la práctica es ya el hombre más poderoso del mundo, condición que asumirá como tal a fines de enero próximo. Las señales que ha dado hasta ahora no es el gran revolución que màs de alguno quiere ver, y ha sido básicamente la conformación de su gabinete y algunos lineamientos en el plano económico. Estos son los primeros trazos de un futuro cuadro que pareciera estar acorde con lo que esbocé hace algunas semanas. Dejando un poco la odiosa referencia a uno mismo, por ideas escritas hace unas semanas, la verdad es que no había demasiado margen de error.
Con EE.UU. en medio de la peor crisis en décadas, que sin poner en jaque al capitalismo –más que nada por el fracaso de modelos alternativos- ya lo está dejando bastante a mal traer, Obama no tiene espacio para grandes transformaciones (en el evento que las haya planteado). Irak, por cierto, tampoco le da gran margen de maniobra. Pero como su antecesor es nada menos que George W., su misma llegada es raya para la suma.
Lo molesto de Obama, entonces, no es él, sino sus fotocopias, las lecturas que se hacen sobre él, y el correspondiente acarreo de agua para los respectivos molinos. Ya se ha dicho bastante de nuestros políticos creyéndose Obama y del absurdo que se ha visto, tema que ha sido abordado lata (y latosamente) en nuestra prensa. Aquí va una muestra.
Sin embargo, dentro del rosario de absurdos que se han dado al respecto, lo más ridículo apareció hoy día, en una nota muy seria de El Mostrador. Pero al mismo tiempo, se muestra lo que realmente se quiere copiar de él: el formato. El tema ahí es el uso de la tecnología, en el uso de las herramientas de internet, como una suerte de llegar a los no inscritos –principalmente más jóvenes-, hablándoles en formatos que éstos jóvenes entienden, los entiendan.En el artículo. Sería algo así como que Piñera les hable en Messenger, postee en su wall de de Facebook, ya empezó con eso de postearse a sí mismo en Youtube o en un blog.
Obviamente el tema no es Piñera, el artículo fue sobre él porque hoy es el único candidato definido, y por lo tanto trabaja en su campaña. Perfectamente podría haber sido Frei, Insulza, Kast, incluso Navarro (ya innovó usando Wikipedia) El tema es más bien, que este famoso tema Obama es formato, como el power point en la Enade, con un “Yes we can” más falso que Mick Jagger vestido de rockero (iba a decir Madonna, pero como este país tiene esas cosas que hacen avergonzarnos a sí mismo, esa señora provoca lo que hemos visto en estos días).
De lo novedosamente que podría resultar Obama, (o su caricatura, que para estos efectos es lo mismo), nada, en parte porque un tipo como Obama en Chile es una quimera. Para que decir de las lecciones de la crisis, que sólo se distorsionan por estas latitudes, echándole la culpa al Estado que salva las embarradas que se mandaron los bancos (esa película ya se vio en Chile en 1982). ¿Alguien se imagina a un especulador como George Soros siendo candidato a la presidencia de Estados Unidos en medio de una crisis como la de hoy? En Chile, ese candidato hoy sería presidente, aunque las alternativas no hacen sonreir.
Los temas que están en el mundo acá no pesan demasiado, y quienes tratan de tomarlos lo hacen de una forma que linda en el absurdo. Más encima, como la hora de la necesidad es superior a cualquier cara de vergüenza, nuestros empresariosaceptan las mismas distorsiones del Estado que tanto critican para el resto. Al menos en estos días, en el caso de los salmoneros, han tenido la decencia de callar. Pero no hay que ser tan críticos, uno mismo se tapa las narices para votar en las primeras vueltas desde 1999.
Pero como lo que pasa en el mundo rinde en Chile menos que sobre de jugo Yupi en jarro de cinco litros, el tema presidencial, Piñera en este caso, sigue estando en los formatos. Eso que está mejor que la Concertación, que de los procedimientos, cayó a algo más básico: ver quien simplemente no se baja. Volvemos entonces, al tragicómico espectáculo de los últimos meses (que de comedia tiene más de absurdo), donde las cosas son de formato, no de contenido.
Entonces, la renovación, el Chile del siglo XXI, sin las odiosidades del pasado y todas esas cosas de mal gusto recordar, pareciera que es simplemente formato. O quizás algo peor, que todo aquello que se suponía era de fondo, hoy aparece como si no fuera más importante que las formas, las caras nuevas. A lo mejor por eso acá Madonna tiene el éxito que hemos visto, porque lo que importa –en palabras personas con quienes he hablado y que van a ir a sus conciertos, salvo excepciones- no es tanto la música, sino el Show.